En una relación con: La comida

#conocimientogeneral

Una cosa que siempre decimos a nuestros clientes y que una vez uno lo entiende se genera un cambio de mentalidad muy grande es: ¡tenemos que dejar de tener relaciones emocionales con lo que comemos! Uno de los grandes inconvenientes con los que se encuentra cualquier persona que está tratando de bajar de peso, es el hecho de no poder dejar de comer las comidas que más le gustan y esto se reduce a cosas como "no puedo vivir sin chocolate" o frases similares.

Overblown head of man whilst eating

Antes de entrar en materia, quiero hacer una aclaración, en ningún momento este artículo pretende hacer que nos deje de gustar la comida que hoy en día disfrutamos tanto. De hecho, eso es completamente lo opuesto a lo que pretendemos con nuestro programa de 12 semanas cuyo objetivo final es aprender a comer de forma balanceada y no restrictiva, es decir, sin dejar de comer eso que nos encanta, en mi caso, ¡pocas cosas como una buena hamburguesa!

Ahora sí, una vez hecha esa aclaración, lo que quiero decir es que todos tenemos una relación muy emocional frente a la comida, especialmente con aquellas comidas que son "malas". Son comidas que cuando queremos perder peso nos cuesta moderarlas y es por esa sencilla razón, estamos prácticamente enamorados de ellas, no las vemos como algo que debemos comer para que nuestro cuerpo funcione correctamente, sino como algo que nos da placer; y eso está bien, el verdadero problema es cuando no podemos moderar o cortar esa relación. Una vez comenzamos a entender que nuestra relación con la comida debe ser 80% funcional y 20% emocional o si se puede, hacerlo 100% funcional, podremos ver la comida desde una perspectiva de qué es lo más beneficioso para nosotros y no qué es lo que nos antoja en ese momento.

Este cambio de mentalidad quita del medio los antojos y sobre todo las culpas, no solo a la hora de comernos algo sino también por el hecho de no habérnoslo comido, porque seamos realistas muchas veces también quedamos con el antojo y el arrepentimiento de no haber comido algo que queríamos.

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